El Gran Chaco Americano es la segunda ecorregión boscosa más grande de América del Sur ocupando territorio de Argentina, Paraguay, Bolivia y una pequeña porción de Brasil. Un paisaje de gran extensión integrado por bosques, arbustales, pastizales, esteros, sabanas, salitrales, sierras y ríos, de excepcional biodiversidad, donde se reconocen más de 3.400 especies de plantas, 500 especies de aves, 150 especies de mamíferos, 120 especies de reptiles y 100 especies de anfibios. A pesar de esto, desde hace más de un siglo el Gran Chaco enfrenta la pérdida sostenida de su patrimonio natural y cultural a causa del uso no planificado de los recursos con tasas de conversión superiores al promedio mundial. El 62 por ciento de esta región se encuentra dentro del territorio argentino y consta de dos ecorregiones, el Chaco Seco y el Chaco Húmedo. El Chaco Seco se extiende por nueve provincias argentinas, dividiéndose a su vez en tres subregiones, Chaco Serrano, Chaco Árido y Chaco Semiárido. Esta última, conforma la más extensa y continua porción de bosques y ocupa parte de Chaco, Formosa, Santiago del Estero, Salta, Tucumán y Córdoba, cuenta con un clima continental subtropical, de temperaturas extremas y déficit hídrico. Su conversión a sistemas agrícolas se vio limitada a fajas marginales subhúmedas. A partir de la década del 70, los avances de modelos y paquetes tecnológicos de otras ecorregiones fueron ampliando la frontera agrícola al Chaco Semiárido acelerando y fomentando procesos de conversión, con desmontes masivos, exclusión y emigración de sus habitantes. Esta conversión de sistemas de bosques y pastizales a sistemas altamente transformados acrecientan las consecuencias ecológicas sobre la biodiversidad. En el caso de los anfibios, el cambio en el uso de la tierra constituye un importante factor que promueve la declinación de sus poblaciones ya que afecta la diversidad de sus ensambles, no solo disminuyendo los valores de riqueza de especies, sino además modificando la abundancia y la identidad filogenética y funcional de las composiciones. Esto es especialmente relevante para las especies de anfibios del Gran Chaco, ya que esta región ha sido un centro de radiación importante para la herpetofauna neotropical. En la actualidad el Chaco Semiárido presenta más de 30 especies de anfibios, con modos de vida arborícolas, terrestres, acuáticos y fosoriales con adaptaciones exclusivas a un clima riguroso y fluctuante. Considerando la acelerada transformación del ecosistema chaqueño, las características singulares de las poblaciones de anfibios y las presiones que enfrenta el grupo, este trabajo propone evaluar las dinámicas que permiten el mantenimiento de la diversidad en el Chaco Semiárido, y establecer las consecuencias que sobre los anuros tiene la degradación de sus bosques, procurando contribuir a la conservación del grupo y a este ecosistema de excepcional biodiversidad. En el desarrollo de esta tesis, se caracterizaron los mecanismos para el mantenimiento de la diversidad en tres complejos ecosistémicos (Antiguos cauces del Juramento-Salado, Bermejito-Tecuco-Bermejo y Chaco Subhúmedo Central) del norte del Chaco Semiárido. Se evaluó la riqueza y composición específica de las comunidades y se analizó la respuesta de las especies a los gradientes ambientales, de disturbio y en relación a la heterogeneidad ambiental, utilizando como herramienta el análisis de diversidad. Modelamos la ocupación de especies indicadoras de cada complejo ecosistémico. Distinguimos las variables que facilitan su detección y ocupación, y reconocimos los valores detallados de las variables del paisaje, del hábitat y climáticas que promueven o limitan la ocupación de los sitios. Nuestros resultados exponen la utilidad de combinar métricas de diversidad con modelos de ocupación poco explorados en nuestro país para el estudio de anfibios anuros. Esto permite identificar especies y aplicar métodos sencillos para implementar programas de monitoreo a gran escala. Hemos detectado el impacto negativo de la disminución de la cobertura del bosque en especies como Phyllomedusa sauvagii, ya que sitios con cobertura menor a 40 % disminuyen drásticamente la ocupación de esta especie. Así mismo, se detectó la influencia de variables climáticas regionales en los patrones de ocupación de seis especies; Scinax acuminatus, Dendropsophus nanus y Pseudis platensis mostraron asociación positiva con el aumento de temperatura y precipitaciones, mientras que P. sauvagii, Leptodactylus bufonius y Leptodactylus fuscus mostraron un efecto adverso con el aumento de la temperatura. Esto resalta la utilidad ya demostrada de los anfibios como bioindicadores de cambio. Documentamos la alta contribución de la diversidad beta a la diversidad regional (diversidad gamma γ) del área de estudio. Identificamos al recambio de especies como la principal fuerza motora del cambio en la diversidad beta en los tres complejos ecosistémicos, principalmente promovida por el gradiente de precipitaciones. Este resultado tiene consecuencias concretas que permiten planificar acciones de conservación para esta ecorregión. La elaboración de planes de protección que tomen en cuenta el gradiente completo de precipitaciones, garantizará el recambio de especies; principal aporte al mantenimiento de la diversidad regional.