Asumiendo que la existencia humana es corporal, adoptamos una posición que pone énfasis en la condición material- simbólica de los cuerpos y su carácter constituido y constituyente de la vida social, en tanto históricamente atravesados por significantes y, a su vez, como transformadores o creadores de nuevos significantes. Los sentidos han sido históricamente clasificados por Occidente como visión, gusto, tacto, olfato y oído, constituyéndose el primero en el sentido hegemónico. Sin embargo, los estudios sensoriales de la antropología superan la idea de los sentidos como meros sensores físicos, demostrando su carácter cultural en relación a la diversidad de modos sensoriales en diferentes coordenadas espacio- temporales. La percepción, entendida en un sentido amplio, es relacional con el mundo material y con otros, por lo cual se aboga a reemplazar la concepción clásica de cinco sentidos y apostar por una concepción de la percepción como algo extenso; es decir, “multisensual”. Coherente con estas concepciones, los cuerpos discapacitados han sido constituidos a partir del modelo médico hegemónico, de fuerte sesgo biologicista. La persona es reducida a su condición social de “discapacitado/a” desde la “falta” a través de demarcaciones discursivas y no discursivas, propias de un modo de regulación y normalización de cuerpos. El análisis de la discapacidad y los modos perceptuales desde esta perspectiva nos lleva a reflexionar sobre la ideología de la normalidad y la diversidad de modos de habitar y sentir el mundo desde un locus de existencia. Estudiar las modalidades perceptuales permite cuestionar la idea misma de la “falta” para poner el acento en el modo efectivo en que se produce la percepción, partiendo desde un paradigma multisensorial que disputa con el orden sensorial vigente. Que la falta sea lo que convoca a tomar conciencia del uso de los sentidos es tributaria de una exotización de otros modos perceptuales que se encuentran en relación de subalternidad, y que a su vez es reproductora de la hegemonía de la vista y del orden sensorial vigente. El objetivo general de la tesis es conocer y analizar los modos en que las personas ciegas perciben el entorno, habitan el mundo y producen sentidos sobre éste, a partir de sus propias narrativas, alejándonos de posturas que circunscriben la percepción a un proceso natural. Para ello, indagamos las modalidades perceptuales que se ponen en juego y la posición de distintas personas e instituciones en este proceso, adentrándonos en la reflexión acerca de los modos en que las trayectorias y los diversos capitales, en el sentido Bourdieuano del término, moldean y producen este proceso, inscribiendo el análisis dentro del campo de la discapacidad. La necesidad de dar cuenta de fenómenos perceptuales fue construyendo un marco analítico y metodológico que se acerca a la fenomenología, se pregunta por las disposiciones, requiere comprender las interacciones entre cuerpos y cosas, para desentrañar una política de las sensaciones y de las “lecturas” que hacemos de los cuerpos fuertemente atravesados por una ideología de la normalidad, en el marco de un capitalismo transnacional. El trabajo de campo fue realizado en la Biblioteca Braille y Parlante de la Provincia de Buenos Aires, donde se realizaron la mayor parte de las entrevistas y observaciones. El análisis permitió dar cuenta de la manera en se desarrollan las trayectorias de los agentes como producto de sus condiciones objetivas de existencia y sus deseos subjetivos, siendo las instituciones actores claves en el ajuste entre ambas dimensiones. La concepción dominante sobre la ceguera es disputada por las personas ciegas a través de la ratificación de todo aquello que es posible, la reivindicación de sus modos perceptuales y su pertenencia a un colectivo particular. A través de esta tesis buscamos poner en tensión las miradas y prácticas acerca de la “normalidad”, que nos permita analizar microscópicamente la discapacidad como experiencia vital, atravesada por procesos de dominación. Ello nos invita a pensar sobre la posibilidad de delinear un campo más amplio, que contenga al de la discapacidad y que se despliegue en torno a la producción de la a/normalidad, ligado estructuralmente con un modo epocal particular de producción de la percepción.