El estudio de los mecanismos por los cuales las sustancias químicas producen daños en un ser viviente se puede realizar de modo más simple y racional con el empleo de sistemas modelo de experimentación. El tetracloruro de carbono actuando sobre el hepatocito es un clásico en la investigación toxicológica y en patología. Todavia queda mucho por entender acerca de las reacciones químicas que ocurren entre este tóxico y los distintos componentes celulares y que son la causa primaria de todos los procesos que conducen a los varios tipos de daños observados. En el campo de la carcinogénesis química, dos razones apoyan el empleo de este modelo experimental: el tetracloruro de carbono es un representante de una extensa familia de sustancias químicas carcinogénicas con mecanismo de acción desconocido. Por otra parte, desde el punto de vista ambiental, la carcinogénesis hepática por CCl4 es un problema relevante por él mismo y por otros solventes clorados de amplio uso industrilal. En el presente trabajo de pretendió aportar al conocimiento de la química de las interacciones de CCl4 con componentes celulares, actuando éste sobre el hepatocito. Además se propone una nueva hipótesis para entender el mecanismo de acción iniciadora de la carcinogénesis de este compuesto, que por su naturaleza general sería extrapolable a otros carcinógenos. Se estudió la capacidad de interacción de metabolitos reactivos del tetracloruro de carbono (principalmente radicales libres triclorometilo) con el ADN y con proteínas nucleares, la peroxidación de lípidos hepática (total y nuclear) estimulada por CCl4 y la biotransformación de CCl4 a CHCl3 en hígado (total y en núcleos); en tres especies animales con diferente respuesta a la carcinogénesis hepática inducida por CCl4. Ellas fueron el hamster sirio dorado, el ratón C3H y la rata Sprague Dawley. La susceptibilidad hacia este carcinógeno sigue el orden: hamster ≥ ratón C3H >> rata Sprague Dawley = O. No se observó correlación entre el grado de susceptibilidad de esas especies y la intensidad de las interacciones (expresadas como unión covalente de 14C) de metabolitos reactivos de CCl4 con el ADN. Se observó correlación, en cambio, entre la intensidad de las interacciones con proteínas nucleares totales y la respuesta carcinogénica a CCl4 en esas especies. Cuando se efectuaron estudios sobre distintas fracciones de las proteinas nucleares (solubles I y II, histonas, desoxirribonucleoproteinas I y II, ribonucleoproteínas acídicas y proteínas residuales) se verificó la existencia de una correlación entre intensidad de las interacciones de metabolitos reactivos de CCl4 (unión covalente de 14C) con las fracciones acídica y residual, y la respuesta carcinogénica de las tres especies al CCl4. Se verificó que preparados nucleares de hígado de hamster, de ratón C3H y de rata Sprague Dawley son capaces de biotransformar CCl4 a CHCl3 y de estimular (en atmosfera aerobia) la peroxidación de sus lípidos en presencia de CCl4 y en presencia o ausencia de NADPH. No hubo correlación entre peroxidación nuclear (o en tejido entero) y la conocida respuesta carcinogénica de las tres especies. Habría sin embargo alguna correlación entre la capacidad biotransformadora de CCl4 a CHCl3 en preparados nucleares y la susceptibilidad a la carcinogénesis por CCl4. No se observó lo equivalente en tejido hepático entero. Se observaron interacciones entre radicales libres *CCl3 (generados por acción iniciadora de peróxido de benzoilo sobre CCl4) y las cuatro bases del ADN: guanina, adenina, citosina y timina (detección por FID, CE y EM). En los cuatro casos se intentó realizar la identificación estructural de los productos formados por espectrometia de masas. No se han obtenido aún resultados positivos. Las fragmentaciones generadas por los derivados trimetilsililados son escasas y ello dificulta la interpretación de los espectros (ver Resultados). Es nuestra intención proseguir en el futuro con la identificación estructural, intentando modos alternativos de derivatización u otras técnicas espectroscópicas. Se evidenciaron interacciónes entre radicales libres *CCl3 (generados por acción iniciadora de peróxido de benzoilo sobre CCl4) y varios aminoácidos (fue estudiada la reacción con 18 aminoácidos). Los aminoácidos arginina, aspártico, glutámico, glicina, leucina, lisina, norleucina y valina no mostraron reaccionar de modo apeciable. Los restantes (cisteina, cistina, metionina, fenilalanina, histidina, prolina, serina, treonina, triptofano y tirosina) reaccionaron con distinto grado de intensidad. Para algunos (metionina, fenilalanina y tirosina) fue posible identificar productos de interacción, ya fuera aductos clorados, productos de fragmentación, etc. En los casos de metionina y de fenilalanina observamos la ocurrencia de interacciones que no pueden ser consideradas como unión covalente de metabolitos reactivos o peroxidación de lípidos inducida por CCl4. Se trata de alteraciones inducidas sobre los aminoácidos que implican la fragmentación de la molécula. Para metionina pudimos observar la formación de dimetildisulfuro y de metanotiol, en un sistema de incubación microsomal "in vitro". Ambos productos derivarian de la fragmentación de la cadena lateral del aminoácido para dar radicales libres *SCH3. Fenilalanina mostró también ser capaz de generar productos de degradación como el benceno, que fue observado en incubaciones de microsomas hepáticos. Hemos visto que el tetracloruro de carbono, que produce una variedad de alteraciones y daños en el higado, se metaboliza a especies muy reactivas que interaccionan con proteinas, lípidos y ácidos nucleicos, y que esas interacciones son la causa original de las alteraciones que más o menos directamente conducirán a los efectos tóxicos visibles. Se desprende de esto la importancia que tiene conocer en lo posible la química de esas interacciones pues ello nos permitirá a su vez entender mejor cada efecto observado en los parámetros que midamos, nos permitirá predecir tipos y localizaciones de otras alteraciones probables y por último dará las pautas para diseñar tratamientos que neutralicen o eviten algunas de esas interacciones y/o sus consecuencias. Si tenemos en cuenta además la relevancia del sistema CCl4-hepatocito como modelo experimental de daño celular, extrapolable a situaciones de otros tóxicos-hepatocito, CCl4- otros órganos, otros tóxicos-otros órganos o aún otros tóxicos-otros seres vivos, resulta obvio el interés que para nosotros y otros laboratorios tiene investigar en este campo, por la generalidad que puede asignarse a los resultados que se obtengan (15, 158). En este trabajo se ha pretendido aportar al conocimiento de las interacciones de metabolitos reactivos de CCl4 con aminoácidos y bases de ácidos nucleicos, pues es muy poco lo realizado hasta ahora en el tema. Somos conscientes de la cantidad de trabajo experimental que implican estos objetivos pero justamente nuestra intención es continuar con esta linea en el futuro. Un hallazgo a nuestro juicio novedoso, comprende a los resultados obtenidos con metionina y en parte con fenilalanina. Encontramos mecanismos de alteración de los componentes celulares que no corresponden a los tradicionales en la toxicología del CCl4 y de otros tantos compuestos (unión covalente de metabolitos y peroxidación de lípidos) pero que son completamente justificados por la naturaleza quimíca de los productos de biotransformación de CCl4, esto es fundamentalmente el radical libre triclorometilo. Desde que se postula la formación ya sea "in vivo" o "in vitro" de un radical libre, deben esperarse en principio todas las interacciones que normalmente realiza tal especie (abstracciones, adiciones, dimerizaciones, etc.). Lo que encontremos en la situación real dependerá del medio en que se haya formado, qué otras moléculas se hallen presentes, la estabilidad de los productos formados, etc., eso es lo que aporta el medio biológico. Este razonamiento, que puede parecer trivial, ha sido sin embargoresistido en el medio de investigación toxicológico o en patología, limitándose exclusivamente a considerar las interacciones tóxico-medio en términos de uniones covalentes y/o peroxidación de lípidos. En determinados casos incluso, la sola existencia de radicales libres suponía peroxidación de lípidos como causa excluyente de las patologías observadas. Es en este sentido donde creemos haber hecho un aporte relevante, al señalar mecanismos de interacción posibles simplemente reconociendo al tóxico como una sustancia química que reaccionará como tal y que debe estarse atento a considerar todos los tipos de interacción posibles, de acuerdo a su naturaleza. En lo que se refiere a carcinogénesis química, consideramos que el tetracloruro de carbono puede servir como un buen modelo para estudiar el modo de acción de nmchos carcinógenos no genotóxicos. La buena correlación obtenida entre unión covalente a proteínas nucleares (y entre éstas a las acídicas) y susceptibilidad a la inducción de tumores en distintas especies, nos hace pensar en que la hipótesis propuesta puede ser válida. En efecto, las alteraciones que pueda producir un metabolito reactivo como un radical libre interaccionando con los distintos aminoácidos muy probablemente alteren o anulen las funciones de las proteínas reguladoras de la expresión genética. Esto permitiría la expresión de zonas del genoma que usualmente no se expresan y asi comenzaría la transformación de la célula. Por otra parte, creemos que esta hipótesis es extrapolable a muchos otros carcinógenos epigenéticos, ya que la idea central, la alteración de los mecanismos reguladores de la expresión del ADN por ataque de metabolitos reactivos, es conceptualmente generalizable a muchas sustancias que se biotransforman generando especies de gran reactividad quimica. Es nuestra intención realizar en el futuro experimentos similares con otros hidrocarburos clorados que poseen un comportamiento como carcinógenos del mismo tipo que el tetracloruro de carbono.