Hace poco más de cien años Agustín Álvarez (1894), postuló que las creencias íntimas, firmemente aferradas, cierran la puerta a toda verdad que la contradiga y sólo permiten el ingreso de aquellas ideas que sean corroborantes del propio pensamiento. Denunció así, una tendencia conservadora de la cognición humana que dificulta la aceptación de novedad y entorpece la construcción social de conocimientos que afecten el orden de lo establecido. Estos juicios, sugiere Vilanova (1997), parecen extrapolables, sin riesgo de caer en la arbitrariedad, al desarrollo de las ideas en la Psicología argentina, particularmente, a la actitud de los clínicos argentinos, tanto en el campo de la Psiquiatría como de la Psicología. Si bien estos conceptos centenarios parecen reflejar, en Álvarez, una concepción basada en una forma particular de funcionamiento del psiquismo individual, su inclusión en un ensayo de Psicología Política y sus aplicaciones, utilizadas para intentar dar una explicación de las dificultades para afianzar la democracia en los noveles países sudamericanos, extienden sus ideas al campo de la Psicología Social. Inscripto en el marco filosófico del naturalismo evolucionista atribuyó los males de la América Latina a los extravíos de la razón y este ‘sesgo’ conservador del funcionamiento cognitivo, al funcionamiento autoperpetuante de los sistemas de creencias cuando estos se encuentran mejor regidos por la emoción que por la inteligencia. Casi cien años más tarde y en otro contexto, Stasser y Titus, (1987) detectaron el sesgo que denominaron Modelo de la Muestra de la Información. En su propuesta sostienen que la probabilidad de que una porción de información sea mencionada en la conversación de un grupo, es mayor si la misma se encuentra potencialmente disponible en muchos miembros del grupo que en uno solo. La opinión compartida posee, entonces, mayor probabilidad de ser expresada y validada por otros integrantes. Las personas tienen la tendencia a asentir cuando la información recibida es coincidente con la que dispone previamente. Más aún, la información en común, preexistente en los individuos, tiene mayor probabilidad de ser evocada que la información que sólo posee un miembro individual. Por otra parte, es probable que cierta información individual sea de valor para la resolución eficiente de un problema o la correcta comprensión de una situación, sin embargo, su subutilización a instancias de la información compartida puede guiar a soluciones que se alejen de la óptima. La información compartida en la matriz de creencias preexistente al momento de la interacción social, tiene mayor probabilidad de ser expresada, repetida y validada por el consentimiento, e influye en el producto logrado en la toma de decisión grupal. La construcción sociocognitiva del conocimiento y la negociación de significados se desenvuelve por interacciones sociales parciales y sucesivas, que intercambian información entre las redes semánticas de los participantes. La construcción se da en un contexto social y en un texto lingüístico y gestual que incide en los avatares del proceso, lo condicionan, los enmarcan y, a veces, lo constituyen. Desde la impenetrabilidad ideativa postulada por Álvarez hasta el efecto conservador del sesgo de la muestra, el problema central en este campo para la Psicología lo constituye el reconocimiento y descripción de los mecanismos y procesos subyacentes que facilitan estos efectos conservadores, con sus dos consecuencias contrapuestas: la disponibilidad de marcos de referencia rápidos y accesibles para otorgar significado a la cosas, por un lado, y efectos poco deseables que afectan la diseminación de la información dentro y entre los grupos, por el otro. En esta perspectiva, el objetivo primordial de este trabajo es contribuir a reconocer las restricciones y alcances de estos fenómenos, cuantificar el impacto que tiene en los procesos de negociación de significados y comprender cualitativamente, por medio de su visualización, algunas instancias intermedias del proceso. Para ello se parte del marco conceptual desarrollado para comprender los procesos de influencia social desde la perspectiva del Análisis de Redes Sociales (ARS). Se analizan las diversas corrientes que contribuyen a comprender los fenómenos del constructivismo cognitivo, particularmente en su transposición a ambientes escolares y se analiza en detalle el peso relativo de los conocimientos previos compartidos entre los miembros de pares en tareas de toma de decisión y negociación de significados y se exponen los alcances y restricciones de los modelos propuestos de acuerdo a la forma que han sido operativizados. Se analiza luego, con cierto detalle, las principales líneas de investigación en toma de decisión, negociación de significados y estructura y funcionamiento de las redes semánticas. El estudio se centra, de este modo, en la incidencia de la Matriz de Creencias Compartidas en la construcción de significados y formación de consensos. El conocimiento previo compartido es operativizado por medio del constructo denominado Centralidad Sociocognitiva, cuya definición se realiza en términos del Análisis de Redes Sociales. Del mismo modo, el mapeo de las redes semánticas de los participantes, su evolución en las diferentes instancias del proceso de negociación, el tratamiento analítico de comparación cuali y cuantitativa y su resolución gráfica, se realiza por medio de un método especial desarrollado en base al mismo arsenal metodológico derivado del ARS. Las predicciones de influencia social entre pares en el marco del análisis de redes sociales y la visualización de la evolución de las redes semánticas de los participantes y los grupos, arrojan resultados robustos y sugerentes para su aplicación a diversos ámbitos de interacción social y comunicacional.