El descubrimiento de la ionona es indudablemente uno de los más importantes jalones en la historia de los cuerpos aromáticos sintéticos pues con él se hizo la primera apreciación de la importancia de éstos como aditivos a los naturales. Su origen data del año 1890 en que Tiemann y Krugger iniciaron una determinación de la estructura del principio aromático de la esencia de raíz de Iris Florentina. Ambos investigadores usaron esta esencia en la falsa creencia que tenía un principio odorífero común con la esencia de violetas, dada la dificultad en obtenerlo y el elevadísimo precio de este último. Del aceite esencial de Iris Florentina aislaron, mediante su fenilhidrazona, una cetona que años más tarde Ruzicka demostró se trataba de la irona. No obstante el error, Tiemann y Krugger, aún sobre la base de una fórmula empírica incorrecta arribaron a la síntesis de la ionona por condensación del citral con acetona en presencia de álcalis y posterior ciclización de la misma con ácido sulfúrico. Desde entonces hasta la actualidad se han desarrollado nuevas técnicas de producción de iononas, con sensible mejora en la calidad de los productos obtenidos y en los rendimientos, lo que permite que en la actualidad el precio del kilogramo de una ionona de pureza 100% oscile en los 20 dólares, mientras que en sus principios se ofrecía un producto impuro, en solución, al precio de 1000 dólares el kilogramo. Esto ha determinado una extensión en el uso de este sintético, hoy tal vez el de mayor consumo, hasta un punto que puede decir se que el 95% de las composiciones aromáticas modernas contienen iononas o sus homólogos en mayor o menor cantidad. En nuestro país se cuenta con todos los elementos necesarios para su elaboración, en gran escala a partir de materia prima nacional, pues existen en la actualidad varias firmas dedicadas al cultivo y destilación del lemongrass, de cuyo aceite esencial, cuyo contenido en citral es del 75%, se parte para fabricar iononas o metiliononas. El presente trabajo describe una forma de obtención de pseudoionona por condensación de aceite esencial de lemongrass con acetona que consiste en agitar durante tres días una mezcla por partes iguales de solución al 10-12% de soda cáustica, aceite esencial de lemongrass y acetona. Una destilación y posterior rectificación al vacío de los productos de esta condensación permiten obtener pseudoionona técnicamente pura con un rendimiento del 50-55% con respecto al aceite de lemongrass utilizado. Se trata luego de determinar una técnica de ciclización de la misma apta para su adaptación a la escala industrial. A tal efecto se describe el mayor número de métodos publicados hasta la fecha que ha podido obtenerse del material bibliográfico disponible, y principalmente una controversia de gran interés suscitada entre un trabajo de E. Earl Royals, de la Universidad de Atlanta, y otro llevado a cabo por Yves-René Naves y Pierre Ardizzio en los laboratorios de investigación de la firma L. Givaudant, Suiza, y presentado como memoria a la Societé Chimique de Francia en Mayo de 1954. Ambos trabajos tratan la ciclización de pseudoionona por medio de reactivos ácidos, no estando totalmente de acuerdo en sus conclusiones principalmente por un criterio evidentemente erróneo de identificación de los productos de reacción empleado por Royals. Se describen también las técnicas consideradas como clásicas en la ciclización de pseudoionona, con ácidos fosfórico o sulfúrico, y algunas patentes recientemente publicadas sobre el empleo del trifluoruro de boro, y algunos ácidos de Lewis. De todo lo expuesto se elige como objeto del presente trabajo la ciclación de la pseudoionona mediante el empleo de una solución de bromuro de zinc, descripta por W. C. Meuly en una patente de E. I. DuPont de Nemours, por considerar que reúne requisitos de sencillez de procedimiento, economía de reactivos y rendimiento que la hacen ideal para su aplicación industrial. A los efectos de ajustar las condiciones de esta ciclización con el mencionado reactivo, se realizaron una serie de ensayos con soluciones de distinta concentración de bromuro de zinc, a distintas temperaturas y una vez determinada en primera aproximación la concentración, que resulta ser, confirmando lo expuesto en la patente citada, del orden del 67%, se llevan a cabo otras series de experiencias variando ligeramente esta concentración, dado que se observó gran sensibilidad de la marcha de la reacción a estas pequeñas variaciones. Se llevaron también lecturas del pH de estas soluciones, trazándose una curva demostrativa de la variación del pH en función de la concentración de la solución de bromuro de zinc. En todos los casos la marcha de la reacción se siguió mediante las variaciones del índice de refracción de los productos de la misma, dado que la pseudoionona tiene I. de Refrac. 1,532 y para las iononas puede tomarse 1,510 como promedio de ambos isómeros, a medida que transcurre la reacción se observa un descenso del índice de refracción. A tal efecto se tomaron periódicamente muestras, que una vez lavadas para eliminar bromuro de zinc, se llevaron al refractómetro, y con estos datos se construyeron curvas de la variación de esta medida con el tiempo. Al mismo tiempo se llevó a cabo una cuidadosa rectificación de los productos de reacción, determinando en cada caso la cantidad de iononas y demás fracciones (cabezas, pseudoionona sin reaccionar, resinas, etc.). La observación de las citadas curvas sobre la marcha de la reacción para cada ensayo, con el complemento que aportan los datos de la posterior rectificación al vacío de los productos de cada reacción, permite claramente concluir cuál es la mejor condición de las ensayadas para la concentración de la solución de bromuro de zinc, temperatura y tiempo de reacción. Una de las principales ventajas de este método para la explotación comercial del mismo es que la solución de bromuro de zinc permanece inalterada, pudiendo usarse indefinidamente en la ciclación de nuevas cantidades de pseudoionona. Por otra parte el proceso rinde una mezcla de isómeros donde predomina el alfa, lo que da un mayor valor a la misma. El rendimiento obtenido supera ligeramente a los considerados como clásicos en esta elaboración, lo que sumado a lo recién expuesto contribuye a dar interés industrial a este proceso.