En Argentina se estima que la producción nacional de cebolla ocupa el tercer lugar, luego del poroto y la papa y alcanza las 450.000 toneladas anuales. Las principales zonas productivas son la región Norte (Santiago del Estero), las provincias de Mendoza y San Juan constituyen la región Oeste, y la región Sur, principal zona productora y exportadora, que comprende los valles irrigados del sur de la provincia de Buenos Aires y norte de la Patagonia así como parte de la zona pampeana. El destino de la producción es tanto para el mercado interno como externo, con Brasil y la Comunidad Europea como principales compradores. El cultivar "Valcatorce INTA", del tipo Valenciana, domina ampliamente la producción en todo el país. Las enfermedades que afectan al cultivo son el principal factor limitante para la producción y comercialización, la podredumbre basal de la cebolla causada principalmente por Fusarium oxysporum f.sp. cepae se considera la enfermedad clave del cultivo. De las variedades disponibles en el país, la más utilizada resulta ser sensible a esta enfermedad. A corto plazo, es decir en el mismo año de producción, reduce los rendimientos, afecta el valor comercial y aumenta los costos de producción por el uso de fungicidas. A largo plazo, se suma la pérdida de la productividad por acumulación del inóculo del patógeno en el suelo a causa de la repetición de cultivos de cebolla, y el incremento de enfermedades de postcosecha, que complican la comercialización. Entre los métodos de control para hongos del suelo, tal es el caso de Fusarium, una de las técnicas más utilizadas, y con muy buenos resultados, ha sido la desinfección de suelos con Bromuro de Metilo. El mismo se encuentra prohibido, a nivel mundial y en nuestro país, por el daño que generan sus emisiones gaseosas a la capa de ozono. Entre los métodos alternativos al uso de compuestos químicos, se puede nombrar al control biológico con uso de microorganismos antagonistas. Entre los hongos más utilizados se destacan especies del género Trichoderma, que se caracterizan por ser hongos filamentosos, oportunistas, simbiontes no patogénicos de plantas y que pueden funcionar como antagonistas de muchos patógenos de plantas, protegiéndolas de enfermedades. Poseen numerosos mecanismos de acción, entre ellos la competencia por espacio y nutrientes, la producción de metabolitos secundarios (antibiosis), el micoparasitismo y la resistencia inducida a las plantas. Dada la importancia de encontrar alternativas de manejo a la enfermedad, en este estudio regional, se planteó la obtención, identificación y caracterización cultural y fisiológica de 50 aislamientos nativos de Trichoderma sp. y su comparación con tres cepas comerciales, como potenciales antagonistas de aislamientos regionales de Fusarium sp. De cultivos comerciales de cebolla de dos zonas importantes de producción (Alto Valle de Río Negro y Neuquén y Valle Inferior del Río Negro), se obtuvieron aislamientos nativos del antagonista y del patógeno. Se identificaron los aislamientos de Trichoderma (n=50), por secuenciación parcial del gen TEF-1α como T. harzianum (22), T. longibrachiatum (16), T. citrinoviride (2), T. atroviride (1) T. gamsii (1) y Trichoderma sp (8). Por otro lado, por secuenciación del gen ITS y micromorfología, se identificaron como F. oxysporum f.sp. cepae a los aislamientos nativos más virulentos causales de la enfermedad. La capacidad antagónica de Trichoderma se evaluó in vitro frente a dos de los aislamientos más agresivos de F. oxysporum en cultivos duales, cultivos enfrentados y crecimiento a diferentes temperaturas. Se destacaron seis aislamientos nativos de Trichoderma por mayores porcentajes 1de inhibición del crecimiento del patógeno, mayor velocidad de crecimiento a 21°C y crecimiento negativo a 37°C. En invernadero, se evaluó la aplicación de estos 6 aislamientos para controlar la infección de F. oxysporum f.sp. cepae en los plantines de cebolla en los momentos de siembra y trasplante. En el primer caso, se destacó T. harzianum s.l. (T21) por colonizar las raíces de las plántulas de cebolla y presentar los mayores valores de disminución de la enfermedad (24,3%). Al momento del transplante, los valores de infección por el patógeno en ausencia de Trichoderma llegaron al 30%, mientras que en presencia del antagonista el porcentaje de infección disminuyó a valores cercanos al 15%. Además, el aislamiento nativo de T. harzianum s.l. (T21), se destacó por su efecto en el aumento del 40% en el peso fresco de las plantas. Por otro lado, el tratamiento inoculado con el aislamiento comercial “TC3” (Trichoderma atroviride), obtuvo un aumento importante en el peso fresco (43%) y largo de raíces. Se estudiaron los posibles mecanismos de acción de los antagonistas seleccionados. La prueba de uso de micoparasitismo como forma de control de patógenos dio negativa, por lo cual, no es uno de los mecanismos utilizados por estos aislamientos. Se observó una clara competencia por hierro, principalmente por el aislamiento T. harzianum s.l. (T21); y por fuentes carbonadas, no así cuando se evaluaron distintas fuentes nitrogenadas. Es por esto que se concluye que el mecanismo más utilizado durante el antagonismo es la competencia por espacio y nutrientes. Si bien se requieren de nuevas evaluaciones a campo, se demostró la capacidad de aislamientos nativos para controlar esta enfermedad en el cultivo de cebolla.