1. Introducción 4 “- ¿De dónde vino eso…por qué fue tan condenadamente bueno? - Porque es ilegal.” Breaking Bad Asumir que un fenómeno cualquiera es un problema social implica aceptar que el mismo ha sido definido como tal y también implica asumir, aunque habitualmente nadie se haga cargo, que estas definiciones se establecen mediante negociaciones, mediaciones, imposiciones, en fin, diferentes procesos que son específicos para cada caso particular sobre los que generalmente no se dice una palabra. Habitualmente los problemas sociales se nos aparecen definidos de antemano en fenómenos complejos sobre los cuáles es difícil dilucidar el trasfondo. ¿Cómo y quién decidió que hay que establecer una comisión de expertos en climatología para estudiar el calentamiento global? Ello implica que la modificación de ciertos fenómenos naturales ha sido definida previamente como un problema, luego como alteraciones en el clima en lugar de considerar interpretaciones alternativas y finalmente se ha decidido que es necesario intervenir de un modo específico. La adicción a sustancias psicoactivas se ha convertido en un problema social internacional. Este trabajo tiene su norte más amplio en el intento de describir cómo se ha establecido este problema a nivel local y su manifestación más estructurada: la forma que tiene el Estado de intervenir en el tratamiento de los adictos. Al intentar organizar bajo algún criterio los tratamientos para adictos en la Argentina uno se encuentra con que es una tarea extremadamente compleja. Existe tal heterogeneidad que cada institución se convierte en la única en su tipo. Ello se evidencia en la organización institucional, en los abordajes terapéuticos, en la calidad y cantidad de personal que se destina para atender a un adicto, en la duración de los tratamientos, en las estrategias de medicalización, etc. Salvo el único hospital monovalente par el tratamiento de las adicciones, el CENARESO, ningún hospital nacional o municipal realiza tratamientos residenciales, a excepción de algunos lugares en los que se realiza internación en crisis. Los pocos que brindan algún tipo de atención lo hacen a través de dispositivos psicológicos de tratamiento ambulatorio y en menor proporción, hospital de día. El Estado posee, sin embargo, un mecanismo diseñado para brindar atención a través de lo que se conoce con el nombre genérico de Comunidades Terapéuticas (CT) y otras organizaciones de la sociedad civil. Aunque existen algunas otras modalidades de atención, este ámbito altamente desprofesionalizado es el que presenta mayores regularidades en nuestro país y es el que atiende a la población más numerosa. Fuertemente financiadas en la actualidad a través de la Secretaría para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (SEDRONAR), las Comunidades Terapéuticas constituyen la principal estrategia de atención pública de las adicciones. Bajo esta denominación se esconde también un crisol de tipos institucionales y abordajes terapéuticos que difícilmente tenga otra unidad que el objetivo común de atender adictos. No obstante, sus actividades han sido reconocidas por una ley que regula algunos aspectos de su funcionamiento y, desde hace más de veinte años, están organizadas en una Federación con inserción internacional. Por otra parte existe una cantidad de instituciones y consultorios privados, invisibles a los controles del Estado, que brindan tanto tratamiento médico como no médico. Dentro de los que brindan tratamiento médico, predominan los abordajes psiquiátricos, muchos de ellos farmacológicos. Dentro de los que brindan tratamientos no médicos, predominan los religiosos, con un líder carismático autoritario que se posiciona como guía espiritual. Si las instituciones son médicas, generalmente clínicas psiquiátricas, los controles son aquellos de tipo genérico para este tipo de establecimiento. No existe una regulación específica para el caso de las adicciones en aquellas instituciones que no declaren específicamente este tipo de atención y que pertenezcan a los registros de la SEDRONAR. Si las instituciones son no medicas, no existe regulación. 5 Si consideramos que la adicción ha sido fuertemente conceptualizada como un trastorno mental, en un país con una fuerte influencia del psicoanálisis y de lo que se ha dado en llamar una “cultura psicoanalítica”, resulta al menos llamativo que la inclusión de las técnicas y los profesionales del psicoanálisis en el tratamiento de los adictos sea más bien tardía. Esto no es exclusivo del psicoanálisis. Tenemos datos que permiten extrapolar esta sospecha al campo psicológico más amplio, también al psiquiátrico y finalmente a toda la profesión médica: los médicos no han tratado a los adictos hasta épocas recientes y, aún hoy el tratamiento médico es relativamente marginal dentro del espectro de posibilidades terapéuticas. Brevemente: ¿Cómo ha llegado a predominar la actual estrategia públicoestatal de atención de los adictos? ¿Cómo se puede entender la ausencia de un tratamiento, manifestada en la diversidad terapéutica actual?, Teniendo en cuenta que el adicto históricamente ha llegado a ser considerado como un enfermo, ¿cómo podemos explicar la aparente falta de abordaje del problema por parte del sistema médico en general? Estas son las preguntas que organizan esta tesis. Buscamos entender este proceso basándonos en los siguientes supuestos centrales. En primer lugar, lo que sucede en la Argentina puede entenderse como parte de un proceso de difusión internacional y de adaptación local de mecanismos desarrollados en otros países. Para los intereses de esta tesis existen dos procesos fundamentales que han de ser tenidos en cuenta. El primero, y más general, es el proceso que ha sido llamado “medicalización de la cultura” o más sencillamente la ampliación de la esfera de acción del sistema médico. Argumentaremos que, en parte, este proceso puede ser también aplicado a la conceptualización de la conducta adictiva. El segundo proceso de difusión internacional que será tenido en cuenta es la propia difusión de los tratamientos para adictos. En este proceso, existen innovaciones y aportes particulares que serán desarrollados en el texto a través del análisis de la legislación internacional y el modo en que se recibió localmente esa legislación, de la identificación de los actores centrales que 6 impulsaron diferentes “modelos” de tratamiento en el exterior, de quienes los trajeron al ámbito local y de la descripción de las principales instituciones que se hicieron cargo del problema de la atención en diferentes momentos. El segundo supuesto tiene que ver con los vínculos que existen entre conocimiento y poder, que se manifiestan en el establecimiento de regulaciones e instituciones concretas. Estas regulaciones están directamente vinculadas con los diferentes modos mediante los cuales, históricamente, distintos grupos fueron entendiendo la adicción a drogas y que pueden ser interpretados a través de cómo se dio respuesta a dos tipos de preguntas. En primer lugar ¿cómo ha sido definida la adicción? (¿qué tipo de conducta es?) y en segundo lugar, si la adicción es una enfermedad, ¿de qué tipo de enfermedad se trata? El primer tipo de pregunta es de largo alcance. No implica solamente definiciones médicas ni técnicas. Abarca una variedad de contextos y nos permite entender, por ejemplo, los motivos por los cuales la problemática de los tratamientos de las adicciones es hoy un tema de debate internacional, no sólo en cuestiones médicas ó científicas, sino en cuestiones políticas, regulatorias y morales, que influyen de un modo decisivo en la estructuración local de los tratamientos. Por ejemplo, la adopción casi universal de tratamientos abstencionistas, que implican un dogmatismo de droga cero, dan cuenta de estas influencias. Otros ejemplos que claramente dan cuenta del alcance de las conceptualizaciones acerca de la conducta adictiva son aquellos que se desprenden del análisis de los imaginarios sociales en los cuáles droga y crimen aparecen fuertemente vinculados. Los actores implicados son muy diversos y las respuestas al problema, vagas, difusas. Sin embargo es este carácter tan general lo que le permite a estas definiciones permear otros ámbitos y eventualmente generalizarse. Las preguntas del segundo tipo contienen otro supuesto que se relaciona fuertemente con el proceso de medicalización mencionado anteriormente, pero acotado al ámbito más específico de la adicción. Ya no se trata sólo del avance general del sistema médico por sobre otros ámbitos, sino de la incorporación progresiva de medicamentos en el tratamiento de la adicción que se privilegian respecto de otras modalidades de atención. Estamos hablando de una profundización, o radicalización si se quiere, de ciertos 7 aspectos del sistema médico. Estas preguntas tienen un alcance medio. Permiten acotar el campo de interés e identificar concretamente factores cognitivos que pueden explicar el posicionamiento diferencial de unos actores respecto de otros y ubicar qué personas o qué instituciones serán señalados con la tarea de dar una respuesta al problema definido de un modo particular. Debido a la complejidad de la problemática, pero sobre todo debido a la estrategia de investigación elegida, se ha tratado de reconstruir el modo en que una problemática compleja ha sido construida desde diversos lugares conceptuales y políticos que, en una primera apariencia, no están relacionados entre sí. Para ello se realiza una descripción de problemáticas completamente diferentes que encuentran su unidad definitiva al momento de realizar un análisis en conjunto de toda la información. Esto nos da la oportunidad de incorporar problemáticas y enriquecer la mirada para poder establecer preguntas que de otro modo son imposibles de plantear. En parte como forma de reflejar la realidad de la problemática que, mostraremos, presenta una compartimentalización de los abordajes y conocimientos involucrados en los intentos de comprensión y resolución, hemos elegido una estrategia expositiva que tiene un carácter atípico, producto de la no linealidad del relato. Se privilegia la descripción de las diferentes formas que ha tomado la problemática como modo de ir construyendo una imagen del problema que enriquece el cuadro general que será analizado en conjunto hacia el final de la tesis. Por ello las páginas siguientes tienen la estructura que se detalla a continuación: en primer lugar, en el capítulo 2, se realiza una breve descripción de las líneas teóricas que consideramos para organizar la problemática y que nos sirven como “lente” a través de los cuales interpretar los datos que proporcionamos a lo largo de toda la tesis. Las discusiones teóricas acerca de la medicalización de la sociedad, la sociología de las 8 conductas desviadas y los vínculos entre el conocimiento y el establecimiento de problemas públicos forman parte de esta mirada teórica. En el capítulo 3, describimos los principales conflictos y tendencias históricas que identificamos como relevantes para una comprensión general de la problemática y sus diferentes aristas. Se realiza una descripción de las diferentes concepciones de la adicción en el siglo XX que fueron utilizadas para etiquetar estas conductas desviadas. El comercio internacional del opio durante el siglo XVIII, la utilización del hachís con fines artísticos y la utilización médica del opio durante el siglo XIX, el surgimiento de las primeras concepciones moralizantes de estos consumos y el rol jugado por las innovaciones técnicas y químicas como la aguja hipodérmica, la síntesis de la heroína y la historia general del consumo de las sustancias hoy prohibidas, forman parte de este contexto. Luego, establecemos el panorama legislativo internacional mencionando rápidamente los principales tratados y convenios que han signado la política internacional en materia de drogas, señalando las definiciones importantes y sus implicancias políticas reflejadas principalmente en el marco normativo local. El capítulo 4 aborda la problemática desde otro lugar. Indaga en el conocimiento implicado en la concepción del problema y describe las perspectivas teóricas más importantes: neurobiología, psiquiatría, psicología, y psicoanálisis. También se ha incluido en este capítulo un análisis de la producción académica local en torno a la temática adictiva. El capítulo 5 está destinado a entender cómo ha sido construido públicamente el problema de las adicciones en la Argentina. Para ello nos valemos de tres estrategias. Por un lado, se indaga cómo ha sido construido en términos numéricos el consumo de drogas en el país. Aquí presentamos una serie de estadísticas y aproximaciones al consumo que han sido elaboradas y presentadas públicamente como modo de objetivar el problema. En segundo lugar, analizamos las campañas públicas de prevención que ha llevado a cabo la SEDRONAR, el organismo nacional competente en el área, mediante material impreso y observamos qué tipo de mensaje se ha transmitido desde allí para dirigir la acción y la opinión pública. Finalmente, desarrollamos la respuesta institucional en términos asistenciales que se ha 9 generado para responder al problema construido –y determinado- de este modo concreto. La historia del CENARESO, la SEDRONAR y las Comunidades Terapéuticas son las protagonistas de esta sección. Describimos la estructura de los tratamientos que se financian con fondos públicos prestando atención al origen y desarrollo de las instituciones más importantes. Es importante entender aquí que el objetivo con el que se describen los tratamientos no está relacionado con su efectividad terapéutica, sino que se hace en función de comprender el lugar que ocupan las estrategias de intervención diseñadas por el Estado en la construcción social del problema. Finalmente, en el capítulo 6 retomamos las cuestiones planteadas al principio para presentar las conclusiones de nuestro abordaje.