Uno de los problemas más importantes en la lucha contra la peste porcina, es el de contar con un método de diagnóstico rápido y simple. Hasta el momento, el único medio de confirmar un diagnóstico de peste porcina es inocular en cerdos una suspensión filtrada de órganos de animales pertenecientes a la piara sospechosa, pero éste es un método que a la pérdida de tiempo, añade un costo muy elevado. Esta necesidad de corroborar el diagnóstico es debida a que los síntomas clínicos de la enfermedad tales como elevación de la temperatura, anorexia, laxitud progresiva hacia la ataxia, vómito, diarreas, convulsiones, decoloramiento de la piel, etc., hallados en los casos agudos y subagudos de peste porcina, pueden ser producidos por otros agentes etiológicos. El presente trabajo tuvo por objeto, en primer término, detectar antígeno de peste porcina en los órganos de animales supuestamente enfermos, realizando un estudio comparativo con las técnicas de inmunofluorecencia, inmunocromatografía y fijación de complemento (50% de hemólisis), confirmándose los resultados con el método de inoculación en animales receptivos. Se determinó la sensibilidad de cada uno de estos métodos, comprobándose que la técnica que más se acercó a la efectividad de la inoculación en cerdos fué la de fijación de complemento (50% de hemólisis). La coincidencia entre ambos procedimientos fué de un 74.3%. Fué demostrada la superioridad del método de fijación de complemento, para la detección del virus de la peste porcina, sobre las técnicas de inmunofluorescencia e inmunocromatografía, sin haber agotado aún las investigaciones sobre esta última prueba serológia. Teniendo en cuenta los resultados obtenidos en esta primera fase de la experiencia emprendida, se postularía la importancia del método de fijación de complemento para el diagnóstico de laboratorio de la peste porcina, ya que en cualquier ocasión en que sería necesario diagnosticar un caso sospechoso, un resultado positivo en esta prueba serológica ahorraría inoculaciones en animales receptivos, mientras que un valor negativo, necesitaría confirmación, justamente debido a su menor sensibilidad con respecto al método clásico actualmente en uso. Esta postulación podría llevarse a la práctica una vez que se hayan realizado experiencias con materiales provenientes de cerdos infectados por otros agentes víricos o bacterianos, de manera tal, de eliminar cualquier sospecha de una reacción cruzada. La segunda parte de este trabajo consistió en la detección de antígeno en animales infectados experimentalmente y sacrificados a distintos tiempos post-inoculación, con el fín de determinar el momento de aparición del antígeno en los distintos órganos de dichos animales. Las técnicas usadas en esta segunda etapa fueron inmunofluorescencia y fijación de complemento (50% de hemólisis) y los órganos analizados fueron ganglios mesentéricos, bazo y riñon. La inoculación de los cerdos realizó con una suspensión al 1% de virus de peste porcina. Si bien se consiguió detectar por fijación de complemento, vestigios de antígeno de los bazos de animales sacrificados a los seis y siete días después de su inoculación, se comprobó la aparición de antígeno en cantidades significativas, solamente en bazo y ganglios de animales sacrificados ocho días después de su infección. En los riñones de los animales infectados no se pudo determinar la presencia de antígeno, habiéndose realizado ensayos hasta el octavo día post-inoculación. En estas últimas pruebas se confirmó nuevamente la mayor sensibilidad de la técnica de fijación de complemento sobre la de inmunofluorescencia, en la detección del virus de la peste porcina.