Dar cuenta del modo particular como una sociedad se relaciona con el mundo, y en esa relación, lo construye y significa, es el propósito que se impone a sí misma la semiótica como disciplina, como metodología y como abordaje interdisciplinario. Tal objeto de estudio (la producción social del sentido), sostiene y es sostenido a la vez por la discursividad social, entendida como una producción significante plural, jamás clausurada y siempre dinámica, en la que, a modo de tejido de múltiples texturas y complejas conexiones, se plasman los procesos histórico-sociales mediante los cuales los hombres y las mujeres interpretan el mundo, lo viven y lo pronuncian. En ese incesante dinamismo semiótico los sentidos se desplazan, se pierden, se recuperan, surgen nuevos, en interacción con sistemas de ideas, movimientos sociales, modas, creencias. Para abordar la significancia social, tan amplia e inabarcable, el análisis necesariamente debe introducirse en zonas acotadas, a partir de interrogantes específicos. En esta investigación, dado que la religión es uno de los factores de conservación y transformación de significados más influyentes en la semiosis social, la mirada se concentra en un acontecimiento puntual que tuvo como principal enunciadora a la Iglesia Católica: la Coronación de la imagen de la Virgen del Rosario del Milagro, que se encuentra en el Templo Santo Domingo de la ciudad de Córdoba, que se llevó a cabo el 1° de octubre de 1892. Habiéndose ya concretado las coronaciones de las imágenes de la Virgen de Luján (1887) y de la Virgen del Valle de Catamarca (1891), por iniciativa del entonces Obispo de Córdoba, el dominico Reginaldo Toro, se solicitó al Papa León XIII el mismo privilegio para la imagen de la Virgen del Milagro de Córdoba. Fue un acontecimiento que movilizó a toda la sociedad cordobesa y que permite ver, en todo su despliegue, a una Córdoba tradicionalista, orgullosa de ser el bastión del catolicismo. Fue un año clave, puesto que se conmemoraron los trescientos años del arribo de la imagen (al cual se le adjudicó carácter prodigioso) y a cuya acción, considerada milagrosa, se le atribuyeron el cese de sequías y 2 pestes y hasta triunfos militares; y los cuatrocientos años del descubrimiento de América, gesta civilizadora que se releyó indisociablemente ligada a la conquista espiritual del cristianismo. Los discursos, sermones, notas periodísticas, reseñas e himnos compuestos para la ocasión, dan cuenta de esos aspectos y revelan un cruce muy complejo entre lo cultual y lo político, muy marcado sobre todo en los discursos provenientes de la jerarquía eclesiástica, insistentes en la acción benéfica de la imagen a favor de las luchas de la Iglesia contra los enemigos de la fe. En una primera lectura de las fuentes emerge una constatación central: la figura femenina a la que se honra, la Virgen María, está supeditada a esas significaciones. Esta investigación procura identificar los mecanismos discursivos que se activaron y a través de los cuales se produjeron (o reprodujeron) determinados sentidos en torno a la figura de la Virgen María, tanto en lo que se refiere a las representaciones de lo femenino como a las implicancias sociales y políticas que buscaron instaurarse, en una relectura de la historia claramente direccionada por el discurso hegemónico católico. Anclado en el siglo XIX este análisis aspira, sin embargo, a ofrecer lineamientos interpretativos susceptibles de ser transferidos a otros contextos, en los que la palabra de la Iglesia Católica, especialmente en instancias así de públicas, busca explicitar sus objetivos, doctrina, imperativos y aspiraciones institucionales.