El caballo es un atleta desde su nacimiento y sus órganos están preparados para tal fin. La capacidad atlética de los caballos es atribuible a un número de adaptaciones fisiológicas, que en algunos casos no son afectadas por el entrenamiento como por ejemplo, el tamaño pulmonar, mientras que otros cambian en respuesta al mismo, como por ejemplo el volumen sanguíneo. Durante el ejercicio numerosas acciones fisiológicas se ven forzadas a niveles muchas veces alarmantes y se generan numerosas variaciones en el medio interno. La actividad muscular es necesaria para poder moverse y para que ello sea posible implica la utilización de diferentes vías metabólicas, con el consiguiente incremento de diferentes metabolitos, muchos de los cuales son potencialmente tóxicos. Durante el ejercicio aumenta el consumo de oxígeno (VO2), que es utilizado para producir energía en las mitocondrias de las fibras musculares, generando especies intermedias llamadas especies reactivas de oxígeno (ROS). La producción de ROS durante el ejercicio puede llegar a ser abrumadora para el sistema de defensa antioxidante y plantear problemas potenciales, induciendo la pérdida de la integridad de las membranas y disfunciones celulares, afectando a lípidos celulares, proteínas y ADN. Uno de los aspectos menos estudiados relacionados con el ejercicio son las consecuencias sistémicas derivadas de los cambios producidos en el medio interno. Por tal razón, el propósito de esta tesis fue establecer la existencia y el comportamiento del daño en el ADN de leucocitos de sangre periférica de equinos durante ejercicio de alta intensidad, así como las consecuencias del ejercicio en los elementos formes de la sangre y su relación con indicadores de daño por estrés oxidativo. Se realizaron dos experimentos los que incluyeron test de ejercicio de alta intensidad en cinta ergométrica, para lo cual se utilizaron 7 caballos árabes y sus cruzas en el primero y 7 caballos SPC (Sangre Pura de Carreras) en el segundo. Los primeros 7 animales fueron utilizados para determinar la presencia de daño en la molécula de ADN de leucocitos de sangre periférica durante el test de ejercicio, la presencia de alteraciones oxidativas en la membrana de eritrocitos durante el test de ejercicio de alta intensidad, la asociación de estas variables con el consumo de oxígeno y la concentración de lactato en sangre y la asociación de estas variables con el comportamiento global de eritrocitos y leucocitos, así como con indicadores indirectos de daño tisular y actividad metabólica como CPK y urea. El segundo experimento fue para establecer la cinética del daño en el ADN de leucocitos de sangre periférica de 7 equinos SPC sometidos a un test de ejercicio de alta intensidad y su relación con el consumo de oxígeno y los niveles de lactato en sangre, extendiendo el ensayo hasta 30 minutos post- ejercicio. Los principales resultados obtenidos permitieron concluir que el ejercicio físico de alta intensidad en equinos produce daño en la molécula de ADN de lecucocitos de sangre periférica. Evidenciando además que el esfuerzo extremo no solo afecta al tejido muscular sino que tienen consecuencias sistémicas. Se demostró que dicho daño se produce básicamente durante el desarrollo del ejercicio y no posterior al mismo y que el máximo nivel de daño en el ADN coincidió con el máximo consumo de oxígeno. Dicha observación permitió asumir que la presencia de daño en el ADN se vinculó a la producción de especies reactivas del oxígeno, las cuales generaron una condición pro-oxidante a nivel sanguíneo, trasladando los efectos musculares del ejercicio al terreno sistémico. Se corroboró la condición pro-oxidante de la sangre al establecer alteraciones en el patrón de ácidos grasos de membrana de eritrocitos, los cuales sufrieron una significativa reducción en el porcentaje de ácidos grasos poli-insaturados, la inversión de la relación de ácidos grasos saturados/insaturados, el aumento del índice de insaturación y el aumento de peroxidación de lípidos de membrana medidos por quimioluminiscencia. También fue posible establecer una conducta bifásica del daño en el ADN, con un pico en el momento de máximo esfuerzo y un segundo pico a los 30 minutos pos ejercicio. Dado que el primero coincidió con el máximo consumo de oxígeno y con la condición pro-oxidante de la sangre es posible especular sobre el origen diferencial de dicho daño. En tal sentido, es probable que tras el ejercicio adquieran más relevancia factores tales como mediadores inflamatorios, liberación de ROS por PMN y el fenómeno de isquemia-reperfusión. Es por ello que futuros estudios serán necesarios para dilucidar la responsabilidad de cada uno de los factores generadores de daño durante el ejercicio en equinos bajo modelos de ejercicio como el planteado en el presente ensayo. Finalmente, durante el desarrollo de los 2 experimentos, los animales utilizados para cada repetición fueron los mismos. Esto nos permitió establecer que tras un período de treinta días el daño en el ADN producido durante el ejercicio fue totalmente subsanado.