En Argentina, el área sembrada con avena se extiende desde los 30° a 42° de latitud Sur, determinando que el cultivo sea afectado por diferentes condiciones ambientales, aunque hasta el momento, no hay estudios realizados sobre la respuesta a la vernalización y al fotoperiodo de diferentes genotipos argentinos. Por ello, conocer los requerimientos de vernalización y fotoperiodo que poseen los genotipos argentinos (en comparación con los de trigo y cebada), permitirá la selección de los cultivares más adecuados para una zona y fecha de siembra determinada, con el fin de ubicar las diferentes etapas del desarrollo bajo las mejores condiciones ambientales. Se condujeron ensayos en la Estación Experimental Julio Hirschhörn, FCAyF-UNLP en 2014-2015 utilizando nueve genotipos (Ge) de avena, ocho de cebada y diez de trigo en seis fechas de siembra (FS) [desde junio a diciembre, +/-10 horas (h) hasta +/- 15 h] y tres tratamientos de vernalización [40 días (V40), 20 días (V20) y 0 días (V0) en cámara de crecimiento a 4°C, más vernalización natural y posible devernalización en siembras tardías]. Los genotipos de avena incluyeron líneas del Criadero UNLP, dos de ellas recientemente liberadas como cultivares (La Plata FA y Los Hornos FA), y cultivares comerciales. Los cultivares de trigo y cebada fueron elegidos por sus diferencias en el ciclo de cultivo. El diseño experimental fue en parcelas divididas, siendo la parcela principal las FS, la sub-parcela los tratamientos de vernalización y la sub-sub-parcela los Ge con tres repeticiones. Se registraron las fechas de emergencia (Em) y floración (Fl), y se evaluaron las sumas térmicas (TT) del periodo Em-Flor (DEF). Los datos se analizaron mediante un análisis de varianza (ANVA) para parcelas divididas y las medias se compararon mediante test de LSD (P=0.05). Los genotipos de avena y trigo presentaron diferencias en los requerimientos de vernalización, mientras que los de cebada se comportaron como insensibles. La mayoría de los genotipos de avena mostró bajos requerimientos de vernalización (< a 480 h de frío a 4ºC), mientras que otros demostraron ser insensibles. En trigo, los requerimientos de vernalización fueron bajos (< a 480 h de frío a 4ºC; < 20 días) a excepción de BioINTA 3005 que presentó altos requerimientos (< a 960 h a 4ºC; <40 días). Las tres especies mostraron variabilidad para la respuesta al fotoperiodo, aunque no se detectaron genotipos insensibles. Las regresiones entre DEF y fotoperiodo promedio de la etapa fueron significativas para todos los genotipos de avena, de cebada y para la mayoría de trigo. La mayoría de los genotipos de avena mostró alta sensibilidad fotoperiodica [pendientes entre -257 a -189,5 °Cdía.h-1]. La sensibilidad fotoperiódica fue responsable de los cambios en la DEF en la mayoría de los genotipos, siendo de mayor significancia que el umbral, el cual mostró un estrecho rango de variabilidad. La respuesta de los genotipos al fotoperiodo fue influenciada por los requerimientos de vernalización, y la interacción más común fue una mayor respuesta (menor DEF) cuando los requerimientos de vernalización han sido cumplidos. Además, se halló variabilidad para la precocidad intrínseca en los genotipos de avena, trigo y cebada. Otro de los objetivos de este trabajo fue determinar el periodo crítico para la generación de rendimiento en avena. Para ello se realizó un segundo ensayo en la EE Julio Hirschhörn, durante 2015 y 2016 utilizando cuatro genotipos de avena, incluyendo dos variedades del Criadero de la UNLP [La Plata FA y Los Hornos FA; de ciclo largo) y dos cultivares comerciales de alto rendimiento en grano [Bonaerense INTA Calén (Calén) y Bonaerense INTA Maná (Maná), de ciclo corto]. El diseño experimental fue en parcelas divididas, con tres repeticiones, siendo la parcela principal los Ge y las sub-parcelas seis tratamientos de sombreo que consistieron en un testigo sin sombrear (T) y cinco tratamientos sombreados (Sn) durante 25 días, a partir de diferentes momentos del desarrollo [EC31 (primer nudo visible; Zadoks et al., 1974), EC32 (segundo nudo visible), EC33 (tercer nudo visible, EC40 (panoja embuchada) y EC60 (floración)]. Se evaluó la biomasa acumulada a floración (BioFl) y el peso de las panojas en ese mismo estadio (PPF). Se determinó el rendimiento de grano a cosecha y los componentes [(número de panojas por m-2 (NP), número de granos por panoja (NGP), número de granos por m-2 (NGm-2) y peso de mil granos (PMG)]. Los datos se analizaron mediante programa estadístico para parcelas divididas y las medias se compararon mediante test de LSD (P=0,05). La variación en el rendimiento de grano en todos los genotipos fue mayormente explicada por el NGM-2 (80%) que por el PMG (22%). Asimismo, se encontró que el rendimiento de grano de avena fue sensible a limitaciones de la radiación, mostrando caídas de 20 a 70% respecto al T, variando según los momentos de sombreo y genotipos. El sombreado afectó mayormente el rendimiento entre EC32 y unos días posteriores a la floración en los genotipos de ciclo corto, mientras que en los de mayor largo de ciclo fue desde EC33. Por lo tanto, el periodo localizado 33 días antes de floración a unos 6 días posteriores a la misma según longitud de ciclo puede definirse como el periodo crítico para la generación del rendimiento. El NGm-2 fue el componente de rendimiento más afectado. El NGP fue más sensible al estrés y estuvo más estrechamente relacionado con el NGM-2 que el NP. Asimismo, la limitación de la radiación provocó caídas en la BioFL y en el PPF. En este trabajo la asociación entre BioFl y PPF; y entre BioFL y NGM-2, fueron significativas indicando que aumentos en la BioFl ocasionan incrementos en el PPF y el NGm-2, dejando en claro la importancia de las etapas pre-floración en la acumulación de biomasa y la determinación del rendimiento.