La provincia de Buenos Aires, pertenece a la región pampeana argentina, y por sus características climáticas y de suelos, la transforman en una zona agrícola y ganadera por excelencia. Esta región produce las principales cosechas de grano (soja, trigo, maíz y girasol, también sorgo, cebada, y lino (FAO, 2004). También se desarrollan en la región la actividad ganadera (bovino y ovino). La provincia cuenta con el 34 % de las cabezas de ganado vacuno. Debido a ello, se utilizan ampliamente productos fitosanitarios para combatir plagas que afectan a los cultivos y al ganado pudiendo los mismos afectar la salud humana y animal por exposición directa o indirecta (Penedo, 2008). Inmersa en esta gran superficie se encuentra la cuenca del arroyo del Azul, ubicada en la zona central de la provincia de Buenos Aires. Abarca una superficie de 6.237 km2, cubriendo la casi totalidad del partido de Azul. La zona Norte (N) del partido de Azul forma parte del sector más llano de la cuenca del arroyo del Azul, en los cuales se desarrolla principalmente la cría ganadera extensiva (de Dominicis, 2010). Muestreos de calidad del agua en la cuenca del Azul han permitido detectar la presencia de pesticidas en aguas superficiales y distintos tipos de sustancias químicas en las aguas subterráneas (Proyecto ANPCyT PID 452, 2005; CIC resolución 1396/2013; IHLLA código 03/I036 y 03/I028). Se encontraron pesticidas organoclorados y piretroides, y sustancias inorgánicas, entre ellas, arsénico y flúor. Las fuentes de agua para el ganado son los arroyos, lagos, ríos, charcos, lagunas, manantiales, pozos, siendo la de mayor importancia el agua subterránea (Pérez Carrera et al., 2005). La calidad del agua es fundamental para todas las producciones animales, ya que la misma garantiza el cumplimiento de los requerimientos nutricionales de las especies y su adecuada calidad para el consumo humano. La contaminación del agua tiene incidencia en la eficiencia de los sistemas de producción y en la salud de la población residente (Herrero y Maldonado May, 2000). Los criterios que habitualmente se tienen en cuenta para la determinación de la calidad del agua de bebida para el ganado vacuno son sus características fisicoquímicas y organolépticas, la presencia de compuestos tóxicos, el exceso de minerales y la presencia de bacterias patógenas (NRC, 2001). Si bien es común la realización de estudios para determinar la calidad del agua que será destinada al ganado con el fin de decidir su uso, los mismos se basan en la comparación de las concentraciones de las sustancias peligrosas del agua con valores límite establecidos en normativas (niveles máximos permitidos y/o niveles guía). En Argentina los niveles máximos para calificar la calidad del agua para uso animal respecto a la presencia de pesticidas o inorgánicos no están establecidos a nivel nacional. Hasta el momento no tiene una normativa específica. Existen, sin embargo, niveles guía sobre calidad de agua de bebida para el ganado en el Decreto 831/93 Reglamentación de la Ley Nacional Nº 24.051. Estos listados de valores límite no son exhaustivos, por lo que ciertas sustancias tóxicas que pueden encontrarse en los cursos de agua no cuentan con valores desprotegiendo a los animales de su consumo. Muchos pesticidas y algunos inorgánicos están dentro de estos grupos de sustancias. Además, no consideran la duración y magnitud de la exposición, ni la tasa de ingesta, ni la edad de los organismos expuestos, entre otros parámetros. Dada la carencia de herramientas eficientes para caracterizar el agua con fines de consumo animal con presencia de sustancias tóxicas, se propone desarrollar una metodología para evaluar el riesgo para el ganado como mecanismo alternativo de evaluación. En base a la peligrosidad de los pesticidas presentes en las aguas superficiales y otras sustancias inorgánicas en las aguas subterráneas y la definición de los escenarios de exposición por el consumo de agua del animal, el análisis se aplicará en la cuenca del arroyo del Azul. Este tipo de metodología, que se basa en los análisis de riesgo de USEPA probabilísticos, se ha empleado para el riesgo a la salud humana, tanto en el partido de Azul (Peluso et al., 2008; 2010; 2012b) como en el partido de Tres Arroyos (Peluso et al., 2011; Othax et al., 2013; 2014), por contacto directo e ingesta accidental de agua en un baño recreativo, y por consumo de agua de bebida. Sin embargo, no se ha avanzado en su adecuación para hacerla útil con relación a la producción animal. El desarrollo de una herramienta de evaluación de la calidad del agua con fines productivos en base a análisis de riesgo es novedosa y útil ya que no solo permitiría caracterizar el agua con fines productivos sino que también podría ser utilizada para estimar los valores límite faltantes en las normativas provinciales y nacionales.