El presente trabajo es heredero de las reflexiones y luchas generadas y agrupadas dentro del Feminismo, o los Feminismos, que encontramos desde nuestra vida personal, nuestros estudios, nuestras experiencias de denuncias, nuestra militancia y trabajo. Es decir, esta tesis no responde a una motivación académica de resultado individual, sino a la intención de realizar un aporte político a la teoría, que mire la sociedad que somos y grite (GRITE) en contra de la violencia, la injusticia y la opresión, que crecen en la piel de miles de máscaras grotescas sobre la vida. Este es un trabajo realizado con la intención de imaginar una vida de las mujeres en la que los sentidos, que se tejen desde los colectivos de mujeres, reflejen otra concepción de “sociedad”, vinculada al cuidado de la vida sin la necesidad de definirla ni clasificarla. Esta inquietud se hizo evidente al poco tiempo de que tomáramos contacto con ese mundo de producción que se encuentra en todo feminismo, en el que quedamos habitando una sociedad distinta sólo por el hecho de sentirla cambiada, por la fuerza que adquiere encontrar los canales para explicar ciertas experiencias y deseos, que le disputan poder al sentido dominante. Otra concepción de sociedad en la que no existen miradas aisladas y domésticas de las mujeres, sino que aflora con tozuda constancia un mundo diferente, que existe de a poco y que insiste en decir que otras políticas culturales son posibles de realizar. En parte ya las practicamos, aunque escondidas en un espacio de subordinación y bajo la órbita del orden único del mundo. Somos las creadoras del Feminismo, éste es nuestra política. Y, dentro del Feminismo, hemos podido reflexionar acerca de la diversidad de las mujeres, ya que las expresiones diversas aportan genealogías afro, campesi- nas, indígenas, populares, no heterosexuales, no binarias, disidentes, lesbianas, blancas, que producen sentidos de pertenencia flexibles, amigues, no exclusionistas, y estos órdenes sociales son parte de nuestra experiencia histórica, tanto como la de opresión. Esta concepción remite al mundo conocido y explicado sólo como denuncia, por esto es que nos parece mejor pretender una lectura de estos entramados que busque aquellas categorías que recomponen una historia de las mujeres y que, por eso mismo, se constituye en la emergencia de saberes distintos, presentes, acerca de la vida, la sociedad, el cuerpo y la tierra. En toda concepción social se contemplan estos cuatro aspectos, configurados en “La” Economía, pero en las sociedades actuales aparecen en disputa y jerarquizados. Definimos el tema del presente estudio por medio de estos ejes ya que, aglutinados por el orden del conocimiento androcéntrico, racional reproductivo y económico, en su lógica de lo “universal”, crean y reproducen una versión de la historia y la Cultura a la que hemos definido como “patriarcado”. A partir de éste, las conceptualizaciones sobre el conflicto hacen evidente su análisis a partir de las desigualdades de sexo y género, categorías planteadas por la perspectiva de las mujeres. Estos conceptos constituyen un proceso de creación teórico-política, en el que se busca incidir en las expresiones naturalizadas de la violencia.