Entre Julio de l996 y Mayo de 2002 estudié el comportamiento de carayá (Alouatra caraya, Primate, Cebidae) y su papel como dispersor de semillas en la selva de inundación de la Isla Brasilera (Prov. del Chaco, Argentina), una de las tantas islas ubicadas a lo largo del Río Paraná. Comencé describiendo los tres tipos de bosques que conforrnaban la selva, y estudiando la fenología de las especies arbóreas con fruto carnoso, potencialmente dispersables por carayá. El bosque que encontré en los albardones más antiguos fue el Bosque de Laureles, tuvo la mayor diversidad y abundancia de especies con fruto carnoso y tres estratos, dos arbóreos y uno herbáceo. El Bosque de Sangre de Drago y Timbó crecía en albardones de similar altura al anterior pero de más reciente formación y el Bosque de Palo itá crecía en los albardones más bajos y era prácticamente monoespecífico. En cuanto a la fenología pude distinguir dos grupos de especies, las que producían frutos en mayor o menor cantidad todo el año y aquellas que tenían la fructificación temporalmente acotada. El segundo paso fue estudiar la dieta, el comportamiento y el uso del espacio que realizaba carayá en cl Bosque de Laureles. La dieta fue rica en frutos flores y hojas nuevas, además un cuarto de los registros de alimentación fueron sobre estructuras vegetales infestadas por artrópodos. Todo esto hizo que carayá no estuviese limitado energéticamente para desplazarse y pudiera utilizar con alta frecuencia todo su territorio. Luego estudié mediante ensayos de laboratorio la germinación de las semillas dispersadas, y en el campo el patrón espacial de la dispersión. Encontré que el pasaje de las semillas por el tracto digestivo de carayá no afectaba la capacidad de germinación y para algunas especies aumentó la velocidad de germinación. Carayá depositó semillas en las zonas de sus dorrmideros y en los bosteaderos puntuales, que a causa de las confrontaciones entre grupos se ubicaban principalmente en los límites de los territorios. Continue estudiando el impacto de la dispersión en este bosque (i. e. escala local) a lo largo de los años, para ello realicé conteos de juveniles y renovales arbóreos en los sitios donde carayá deposita las semillas y fuera de ellos. Así encontré que la mayoría de las especies dispersadas se establecían tanto en los dormideros como en los bosteaderos puntuales, y no lograban hacerlo fuera de ellos. Con muestreos similares, evalue el impacto de la dispersión de larga distancia en los tres tipos de bosque de la isla y el crecimiento de los juveniles con mediciones sucesivas a lo largo de dos años. Observe que la dispersión de semillas que realiza carayá es fundamental para la colonización de los bosques jóvenes por parte de las especies del Bosque de Laureles, principalmente Ocotea diospyrifolia, Eugenia punicifolia y Psychotria carthagenensis. Mientras que estas mismas especies no pueden establecerse en el Bosque de Palo itá, posiblemente por la mayor frecuencia de inundación que presenta. Por último, para conocer si el reclutamiento en los bosteaderos se debía a la ausencia de predadores y patógenos, a la saturación de los mismos debido al gran número de semillas que arribaban, o a una serie de interrelaciones más complejas entre distintos factores. Evalué los daños que sufrían los juveniles, determine que artrópodos visitaban los bosteaderos, la disponibilidad de nitrógeno y fósforo, y la remoción de semillas. Esto me permitió arribar a la conclusión de que sumado al alto número de semillas que arribaban, el mecanismo por el cual se produce el establecimiento de los renovales a lo largo de los años se debería a una baja tasa de remoción de semillas, una disminución de la herbivoría por la presencia de artrópodos predadores y un aumento en la velocidad de crecimiento por una mayor disponibilidad de nitrógeno que facilitaría el escape a la mortalidad por ataque de los patógenos. El efecto de carayá como dispersor de semillas no sólo acelera la regeneración del Bosque de Laureles y la maduración de los bosques jóvenes de la isla, sino que esta aceleración va en aumento debido a que se genera una retroalimentación positiva entre el aumento en la densidad de las especies dispersadas y la densidad del dispersor. Esta puede ser una explicación para la rápida recuperación de estos bosques que se observa luego de las inundaciones extraordinarias.